sábado, 23 de abril de 2016

Biografía de Sor Juana

El pasado 17 de abril se cumplieron 371 años de la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz, considerada como la máxima exponente de la literatura hispanoamericana del siglo XVII. A continuación presentamos algunos aspectos destacados de su biografía.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de una mujer criolla de nombre Isabel Ramírez y de Pedro Manuel de Asbaje, de origen vasco.

Cuando tenía 13 años, Juana Inés fue llamada a la corte virreinal para servir como dama de la virreina doña Leonor Carreto, Marquesa de Mancera. Los virreyes la protegieron, por lo que el ambiente de la corte influyó de manera definitiva en su formación.

Harta de la vida cortesana y sin muchas opciones por delante, decidió entrar al Convento de San José de Carmelitas Descalzas el 14 de agosto 1667.

Apenas tres meses después de su ingreso, se vio forzada a abandonar el convento. Año y medio después regresó a la vida de religiosa, esta vez en el Convento de San Jerónimo. El 24 de febrero de 1669 tomó los votos definitivos y se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz.

En este lugar escribió la mayor parte de su obra y alcanzó la madurez literaria, ya que pudo compartir sus labores de contadora y archivista del convento.

Los temas de sus obras siempre fueron variados, desde lo religioso hasta lo profano. Su amor por la lectura le llevó a armar una colección bibliográfica de cuatro mil volúmenes; llegó a ser considerada la biblioteca más rica de Latinoamérica de su tiempo.

El primer libro publicado por Sor Juana fue Inundación Castálida, que reunió una buena parte de su obra poética y fue publicada en Madrid, antes que en la Nueva España.

Todo transcurría bien en su vida conventual hasta que le escribió una carta a Sor Philotea de la Cruz, su estudiosa aficionada en el convento de la Santísima Trinidad de la Puebla de los Angeles, y era una crítica a un sermón del jesuita portugués Antonio de Vieyra, muy afamado teólogo de la época.

Esta crítica tuvo terribles consecuencias pues cuestionaba las distancias entre el amor divino y el amor humano, lo celestial y lo terrenal, constituyó un intenso ensayo autobiográfico y declarativo de principios intelectuales.

Tras el revuelo que originó esta carta, el obispo de Puebla Fernández de Santa Cruz le instó a dejar las actividades académicas y a dedicarse a las labores del convento.

A pesar de que Sor Juana se defendió a través de una carta, terminó por obedecer, renunciando a sus instrumentos y a su biblioteca. El resto de sus días se dedicó a la vida conventual.

El 17 de abril de 1695, Sor Juana Inés de la Cruz falleció víctima de una epidemia que azotó al convento de San Jerónimo. Fue inmortalizada con el nombre de la Décima Musa.

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